Creador de trompos y perinolas, de juegos y
recuerdos de infancia de muchos quiteños. Jorge Rivadeneira abre su taller,
como cada mañana hace más de seis décadas. Para él esto no es un oficio, es su
pasión.
¿Cuántos recuerdos de la infancia vienen a la mente
cuando pensamos en un trompo? Muchos, verdad… Como muchos son los gratos
momentos que recuerda Jorge Rivadeneira ha vivido gracias a la profesión que
eligió.
Este hábil carpintero produce por lo menos 200
objetos diferentes en madera. Además de los juguetes tradicionales también
elabora los tableros de dibujo para estudiantes de arquitectura.
Ubicado en el centro histórico, al final de la cuesta
de la calle Rocafuerte, diariamente se dedica a fascinar a grandes y chicos que
van al lugar a ver sus trucos. Ha vivido toda su vida ahí, pues como él mismo
dice “un quiteño de cepa vive en el mismo sitio donde nació”,
Aprendió el arte de la madera de su padre quien
también era artesano, esto hace más de un siglo ya. “Quito no era así”
recuerda. La Quito de la que hablamos, imaginen ustedes, era un pueblito.
Cuatro manzanas, exagerando. Sin luz. Sin tecnología. Sin tantos lujos que la
modernidad nos ha brindado.
Gracias al ingenio y en parte a la necesidad,
Rivadeneira creó un torno de madera, impulsado con fuerza humana, con el que
hizo, utensilios domésticos cuya construcción parecía imposible por la falta de
energía eléctrica. Pero el tiempo paso, y él también se modernizó. Ahora tiene
uno que funciona con motor eléctrico. Sin embargo, el símbolo de su taller es
un gran trompo de madera ubicado en el umbral. Esto no pasa, ni pasará. El
trompo es una tradición.
En 1995, Jorge ganó el campeonato mundial de
trompos, que fue realizado en Cochasquí, que está ubicado al norte de Quito.
Con orgullo cuenta que ha inventado 40 maneras distintas de hacer bailar este
juguete.
Cada trompo que hace es distinto de otro, porque en
cada uno pone especial dedicación. Utiliza maderas duras: guayacán, chanul, bálsamo,
pujín, colorado, eucalipto, entre otros y también trabaja con cuernos de toro.
Aunque la tecnología parece amenazarlos de muerte
se resisten a morir. Estos sencillos juguetes ofrecen alegría y vida a la
capital ecuatoriana y tienen gran demanda, aun en estos días. El centro
colonial de Quito los cobija, como si fuesen reliquias, junto a otros muchos
oficios que no quieren sucumbir ante la poderosa maquinaria del libre mercado.
Jorge Rivadeneira Granda es, quizá, el artesano más
famoso de Quito. Lo apodan "El Rey del Trompo". Esta en los 80 y
piquito años y dice sonriendo que desde los 12 elabora trompos de madera.
La varita mágica, la maravilla, el teleférico y
muchos más son los trucos que ha ideado Jorge Rivadeneira. Sus materiales: un
trompo y un cordel.
Jorge sigue aplicando las técnicas que han convertidos a creaciones en las más solicitadas del mercado. Como un mago hace aparecer y desaparecer el pequeño objeto entre sus manos. Y como arte de magia también uno a uno se venden.
Jorge sigue aplicando las técnicas que han convertidos a creaciones en las más solicitadas del mercado. Como un mago hace aparecer y desaparecer el pequeño objeto entre sus manos. Y como arte de magia también uno a uno se venden.
En Quito, sin duda, los trompos serán protagonistas
de juegos y torneos por mucho tiempo más. Y tú, ¿bailas?...
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