Atención:
ladrones profesionales de sonrisas sueltos en Quito
Señor, señora; niño,
niña; jóvenes y… jóvenes de espíritu pongan mucha atención, desde hoy, en su
diario caminar. Está confirmado que día a día, por las calles de la capital,
existen personas dedicadas a robarle una sonrisa hasta al señor más serio que
vean.
Entre la multitud que
espera en la Av. Amazonas y N.N. U. U. para cruzar la calle, un joven causa
sensación entre el resto. Luce camiseta y jeans, lleva una mochila y gorra.
Pero de su nariz sobre sale una gran bola roja, de esas que usan los payasos.
La gente extrañada lo mira, unos comentan, otros simplemente ríen. Él mira
tranquilo el semáforo. Se da cuenta que logro su cometido, también sonríe y les
dice “Lindo día”, mientras se marcha contento porque logró su misión, cuenta
las sonrisas que robo y las anota en un papel. A la altura de la Av. Del
Maestro, caída la tarde, una chica camina con total libertad por la vereda. A
su paso sonríe y saluda con todo aquel que pasa a su lado, lleva la misma nariz
roja del chico de la gorra y su botín de sonrisas es un tanto mayor.
¿Quiénes son? Bueno,
ellos se denominan “clowns hospitalarios para la sociedad”, como lo dirían
formalmente. Pero, dentro de los centros de salud son: el Dr. Yaso, la Dra.
Amor, el Dr. Cito y juegan a ser dueños del lugar. Pero su misión no muere ahí,
en la calle juegan a lo mismo. “Las personas de los hospitales no son las
únicas enfermas, hay gente fuera que también necesita ayuda”, les recuerda Jaime
Boada, coordinador de Jamby Clowns de la PUCE a sus compañeros.
Llegan, saludan entre
todos, siempre es un saludo alegre, efusivo: con fuertes abrazos, cargadas y
vueltas, como quienes desbordan de alegría al volver a verse tras mucho tiempo.
Dejan sus cosas en una esquina y limpian el lugar para comenzar con su
entrenamiento.”Esto es como una escuela de payasos de la vida. Nos entrenamos,
cada día aprendemos cosas nuevas y tenemos deberes: como pasar todo el día
puestos nuestras narices y hacer nuestras actividades diarias robando sonrisas
a la gente”, asegura Roxy Orbe.
Una vez
"limpia" el aula, se despojan de sus disfraces de personas y usan
ropa ligera para realizar las actividades. Han creado un ambiente de absoluta
confianza entre ellos, pues algunas mujeres se cambian ahí mismo. La clase
empieza cuando la música se adueña del lugar.
Realizan varios
ejercicios. Primero caminan por el lugar, cómo y por donde sus pies los lleven:
unos lo hacen para atrás, otros en zigzag, en círculos o por el borde. Poco a
poco cruzan miradas. El ritmo se acelera y terminan fusionados en un abrazo: en
parejas, en tríos, en grupos más grandes. Las risas estallan cuando están cinco
y el coordinador grita “cuatro” y sacan a uno y tiene que realizar una
penitencia. Aprenden obras que pondrán en práctica cuando visiten los
hospitales y hacen improvisaciones.
La vida acelerada de
la ciudad incide en los estados de ánimo de las personas. Muchas por sus
múltiples ocupaciones viven a mil por hora y han olvidado sonreír, dice Francis
Andrade, quién ha dedicado dos años de su vida a esta humanitaria labor.
El humor, tras varios
estudios, ha llegado a ser considerado como una herramienta de trabajo muy
valiosa. “La risa y el buen humor, pueden ser muy eficaces para afrontar las
enfermedades” afirma David Burgos, médico resiente del Hospital Baca Ortiz.
La risa brinda una liberación
física de las tensiones acumuladas y consigue que las personas se mantengan emocionalmente
estables y lejos de experiencias desagradables lo que puede contribuir a que el
sistema inmunológico funcione óptimamente. Es por ello que en Quito, varios
grupos se han sumado a la iniciativa de regalar sonrisas.
Existen cinco grupos de
clowns reconocidos por los hospitales para realizar esta labor: Clowns Célula
roja, Jóvenes contra el cáncer, 1-800 clowns, Narices rojas y Jamby Clowns.
Otras personas que también realizan esta labor de forma independiente se suman
a la misión pero deben realizar una serie de trámites y solicitudes que los
centros de salud requieren para dejarlos ingresar.
Por ejemplo: cuatro clowns
del grupo Célula roja visitan el Hospital de niños Baca Ortiz de lunes a
viernes de 8:30 a 14:30, recorriendo los servicios de consulta externa y
hospitalización. Mientras que, los domingos, los chicos de Jamby Clowns visitan
a los pacientes del Hospital Eugenio Espejo.
Los tratos y actividades son
distintos, pues es distinto el recibimiento que los pequeños dan a “La abejita
juguetona” que busca que, entre risas, los niños se tomen sus medicamentos; que
las señoras que aceptan la propuesta de matrimonio del coqueto Dr. Yaso. “Mi
clown aparte de ser loco es súper coqueto y se casa con todas las que puede.
Claro que en un principio no quieren, son personas mayores, pero al final
seden, la mayoría.”, cuenta con juna amplia sonrisa Juan Sebastián Ontaneda.
Las emociones positivas
ayudan a sobrellevar la enfermedad y favorecen el proceso de recuperación, pero
por si solas no logran curar a la persona. El pesimismo conduce a la depresión,
que a su vez interfiere en el sistema inmunológico, con la consiguiente
vulnerabilidad a las enfermedades; el optimismo operaria de la manera opuesta,
sostiene Cristina Maldonado, psicóloga.
Los conceptos de emoción, estrés,
humor y salud, aunque son diferentes y parece que nada tienen que ver entre sí,
guardan estrechas y complejas relaciones. Los clowns sabiendo esto, buscan
desencadenar la alegría en grandes y chicos. Cualquier lugar es su escenario y
cualquier objeto es una herramienta de humor para ellos.
La emoción más típica cuando una persona se enferma es el
miedo, lo que puede dificultar considerablemente la recuperación de la salud.
Patch Adams el mundialmente reconocido como el”doctor de la risa” lo sabe bien.
Este hombre lleva trabajando en ello varias décadas y este enero visitó por
cuarta ocasión nuestro país. Apoyo la campaña implementada por el Ministerio de
Salud Pública “Terapia del humor” y visitó el HBO, estuvo en Otavalo y Guayaquil.
Él vivió en carne propia la tristeza y la depresión cuando era pequeño. Estuvo
hospitalizado en un centro de salud mental y allí conoció cuanto estos estados
de ánimo pueden deteriorar la salud de las personas
debido a sus efectos sobre el comportamiento.
Los problemas relacionados con la pérdida de motivación
general y la creación de situaciones de excesiva dependencia “suelen aparecer asociados,
como alteraciones de la alimentación y el sueño, cansancio crónico o pérdida de
interés sexual”, advierte Karina Rivas, psicóloga.
Pero, hay que tomar en cuenta que estimular el sentido del humor de una persona
puede ofender a otras. El sentido del humor de cada persona es único” dijo en
1990 el doctor, Bruxman. Y es algo que conocen bien todos aquellos que se
dedican a ésta labor. “No siempre las personas quieren participar y debemos
respetarlo”, Carolina López.
El humor puede facilitar la comunicación derribando barreras
y acercando a las personas. Como fue el caso de Andrea Moscoso, una niña
internada en el Baca Ortiz de niños, padecía Lupus, una enfermedad aún muy
rara. Cuentan los clowns de Jamby Clown que en un principio era bastante reservada
y no le gustaba que nadie le diga nada ni se acerque a su cama. Un día el Dr.
Yaso la espió, sin que ella lo notará. Al percatarse la pequeña del hecho el
doctor salió corriendo. Se ahogo en una carcajada y el acto se repitió por casi
veinte minutos. La confianza nació junto con una gran amistad.
La enfermedad de Andrea no desapareció, pero las visitas del
Dr. Yaso le brindaron alegría y opacaron, en cierta medida, el dolor. La labor
de este grupo de jóvenes le ofreció una mejor calidad de vida a “la princesa”
como le llamaba Juan Sebastián Ontaneda, el Dr. Yaso, y según testimonio del
padre, la niña se fue feliz a cuidarlos desde el cielo. Byron Moscoso agradece
ahora, un año después de la muerte de la pequeña, que le hayan robado tantas
sonrisas a su hija, porque no es de Dios que a sus 6 años haya sufrido tanto.
Desde el punto de vista terapéutico, el humor ayuda a pensar
de forma racional y positiva, proporciona sentimientos de alegría, ayuda a
desbloquear tensiones. Está comprobado según varios estudios que reírse ayuda a
prevenir enfermedades y como en el caso de Andrea y de muchos otros pacientes
más, genera una calidad de vida mucho más óptima en personas en enfermas.
Así que si ve a alguien con nariz de payaso en la calle
caminando, sonría, salúdelo y por qué no robe sonrisas usted también por su
camino. La tarea de hoy de los chicos: entrar siempre con una amplia sonrisa a
cualquier lugar.
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